Misionera

Karina Treviño

Karen nació en California en 1958 y se graduó en UCLA en Literatura Inglesa. Obtuvo su maestría y en 1988 vino a México cómo misionera. Se casó en 1994 con Carlos Treviño. Madre de 2 hijos naturales y 3 adoptados.

Fue la Primogénita de Padres Americanos que criaron a sus hijos con grande amor de ese matrimonio nacieron 4 hijos muy cercanos de edad por lo que disfrutaban mucho el jugar juntos. Obedientes, bien por tados, estudiosos, estos hijos crecieron con amor y disciplina en casa. Mi madre rechazó la religión protestante y mi padre fue criado ateo. Sin embargo tuveron el cuidado de una educación religiosa y los llevaron a una iglesia cristiana, donde tuvo su primer contacto con la biblia. Al Cumplir los 16 años mi padre murió de Cancer. De acuerdo que en ese entonces le puse atención a un libro cristiano que una amiga cristiana me había mandado y empecé a leerlo. Hablaba de un hombre que encontró una relación personal con Cristo. Me gustó mucho y me abrió los ojos a la realidad de un Dios personal.

Con la muerte de mi padre las cosas cambiaron mucho en mi casa con una madre estricta pero trabajadora para sustentar a sus 4 hijos.

A los 18 años empecé mi primer año de universidad estudiando religión lo cuál me fue bastante desagradable. Tocaba el clarinete en la banda pero necesitaba llenar mi vida sustancialmente. Fue ahí dónde entró ahí en mi vida, un amigo que me insistió fuertemente que fuera a unas platicas de la biblia. El había cambiado mucho y eso me motivo a asistir a esas platicas y así el 27 de diciembre de 1976 en una de esas platicas le entregué mi corazón a Cristo. Con entusiasmo me incorporé a trabajar para Cristo hablándole a otros estudiantes. Me enseñaron cómo hablar de Cristo y también cómo enseñar la doctrina de la biblia. Pronto aprendí que Cristo quiere que vayamos a todo el mundo a predicar todo el evangelio. Así tuve la oportunidad de ir a Yugoslavia durante un año. Fue un tiempo precioso que me llevó a regresar a la universidad para obtener mi maestría. Y tener el fuerte de deseo de ser misionera. Después tuve la oportunidad de ir a Marruecos cómo parte de esa maestría (Antropología Cultural)

Al Regresar a la escuela una amiga cristiana me motivó a que yo participara en un trabajo cristiano en el centro de los Ángeles y arreglé mis clases para participar en eso. Ahí encontré grupos latinos que regularmente estaban en problemas con la ley pero se transformaban al venir a Cristo. Fue mi primer encuentro con el idioma español y empecé a estudiarlo con un fuerte deseo de ir a México cómo misionera. Mi estudio incluia dialogo con las personas del grupo y además tuve la oportunidad de venir a Cuernavaca México un verano, lo cual levantó más el deseo de ser misionera en México. Después vine a México por un periodo de tres años y al terminar estaba viendo la manera de quedarme en México lo cuál conseguí al recibir permiso de mi iglesia de ser misionera en México. Y fue entonces que a través de circunstancias arregladas por Dios conocí al que ahora es mi esposo. El tenía un trabajo de evangelismo y discipulado en casas tal cómo lo leemos en el libro de Hechos y me gustó mucho, no sólo ese trabajo sino también ese predicador. Nos casamos en 1994 para difundir por todo México las buenas nuevas del evangelio o cual hemos estado haciendo todos estos años plantando grupos y preparando predicadores.

A pesar de problemas de concepción, Dios nos dio un hijo en 1998 y después dos adopciones de niños rusos en 2000. Tuvimos la sorpresa de un niño adicional ese mismo año completando así nuestra familia con cuatro preciosos niños que educamos en casa en inglés y español con muchos viajes al extranjero para visitar el campo misionero principalmente nuestra propia iglesia en Hamburgo Alemania y San José Costa Rica.

Mi amor por México y predicar el evangelio en ese País me llevó a que yo obtuviera la nacionalidad mexicana en 2007 sin dejar mi amor por mi país natal.

Ahora nuestros hijos han dejado la casa para estudiar en universidades extranjeras habiéndose ya graduado de ellas con éxito mientras que mi esposo y yo continuamos con el trabajo de expandir el evangelio de México. Gracias le damos a Dios por su fidelidad en permitirnos participar en su obra. A Dios sea la Gloria

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